Desde hace muchos años, utilizar vermut está muy arraigado en la cocina catalana y no es de extrañar, le da un sabor delicioso a las carnes, salsas y asados, será por ese sabor agridulce que tanto gusta aquí. El caso es que antes de entrar en las cocinas y según he leído, el vermut ya era todo un clásico del aperitivo dominical de los catalanes, que después de la salida de misa, se iban al bar ha tomar el aperitivo.
Las mujeres se iban a casa a acabar la comida, mientras que los hombres se quedaban de tertulia en el bar con su vaso de vermut y alguna cosita para picotear y acompañar a ese rico licor, costumbre que ha permanecido con los años y es casi una tradición, pero por suerte los tiempos han cambiado y ahora esos momentos de relax también los disfrutamos las mujeres.
Las mujeres se iban a casa a acabar la comida, mientras que los hombres se quedaban de tertulia en el bar con su vaso de vermut y alguna cosita para picotear y acompañar a ese rico licor, costumbre que ha permanecido con los años y es casi una tradición, pero por suerte los tiempos han cambiado y ahora esos momentos de relax también los disfrutamos las mujeres.
Algo
después, el vermut se puso muy de moda en Barcelona de la mano de Flaminio
Mezzalama que comercializó una famosa marca de vermut italiano. Y que
yo sepa entonces no se servía igual que ahora, con hielo, una raja de
limón, sifón y una oliva rellena de anchoa pinchada en un palillo de madera.
Y esto último está copiado de la wikipedia y es el vermut que vamos a utilizar en este plato de hoy.
El vermut (del francés vermout o vermouth y éstos del alemán wermut, ‘ajenjo’ o ‘absenta’) es un licor servido durante los aperitivos que está compuesto de vino blanco, ajenjo
y otras sustancias amargas. Estos vinos son típicamente europeos y
catalanes, con un aroma característico que les da una elegancia
particular para un cóctel
o aperitivo. Generalmente se puede encontrar dos tipos: rojo y blanco.
Para los aperitivos se suele usar mejor los vinos blancos.
El vermut rojo (italiano) es dulce; en tanto que el blanco (francés) es seco (con mayor grado alcohólico).
El vermú rojo, está compuesto por más de 40 extractos de hierbas,
raíces, flores, especias y frutas. Todas estas esencias se mezclan con
el alcohol en el tamburo, un recipiente que da dos vueltas al día durante dos semanas. Tras este proceso se añade el vino y el azúcar y se deja reposar. La composición más común incluye:
- Clavo de Madagascar
- Pensamientos
- Frambuesa
- Díctamo de Creta
- Ajenjo
- Limón
- Raíz de lírio
- Árbol cascarillo
- Canela de Ceilán
Y sin más dilación, que ya me he extendido mucho, vamos con esta rica receta.