Con la autoría de esta rica tapa hay una disputa entre madrileños y sevillanos, en la que no se ponen de acuerdo ni pa tras, ni los grandes historiadores. Yo la he conocido de toda la vida en mi casa y en mi Sevilla. Especialmente me gustaban los que hacían en un bar entre la Campana y la calle Sierpes pero no recuerdo el nombre, tan solo que era un sitio con mucha solera y elegancia, con unas tapas divinas, especialmente esta.
El nombre de esta tapa por lo visto se debe a los uniformes de un regimiento de húsares, que llevaban casaca amarilla con fajín rojo, y de ahí el pimiento rojo asado, sobre el amarillo de la fritura. Pero a saber si es cierto.
El nombre de esta tapa por lo visto se debe a los uniformes de un regimiento de húsares, que llevaban casaca amarilla con fajín rojo, y de ahí el pimiento rojo asado, sobre el amarillo de la fritura. Pero a saber si es cierto.
Y como sevillana que soy de sangre y nacimiento, pues se ha hecho de toda la vida en mi familia, creo que son sevillanos. En fin yo los hago a mi manera, a medio camino de como los hacía mi madre, pero con un toque ligeramente distinto. Aunque lo principal es que quede el bacalao muy jugoso con un rebozado muy ligero y crujiente.
Y vamos con ellos.