Croissants de mantequilla rápidos

Como todavía hace calor, al menos en Barcelona, no puedo amasar croissants caseros, ya que necesitan un ambiente fresco y no basta con guardar la masa en la nevera: después al manipularla, es un desastre, sobre todo la mantequilla, que enseguida toma calor. 

Así que hoy os traigo unos croissants rápidos, con masa refrigerada del súper, pero añadiéndoles mantequilla y quedan también realmente ricos. Y para salir del paso son ideales, ya haremos los otros cuando llegue el frío.

Vamos con ellos.

Ingredientes:

Dos placas de masa hojaldre refrigerado.

150 grs de mantequilla fresca sin sal, que sea de calidad.

Semillas de sésamo.

Azúcar.

Harina.

Preparación:

Abrimos las placas de hojaldre, dejamos que pierdan el frío unos 10 minutos y estiramos solo un poquito. Repartimos la mitad de la mantequilla cortada en láminas por encima y, sin llegar a los bordes, espolvoreamos con un poco de azúcar y ponemos la otra capa de masa. Espolvoreamos con un poco de harina y estiramos hasta casi doblar el tamaño, ponemos la mitad de la mantequilla que nos queda solo en la mitad de la masa, doblamos, repetimos la operación y la doblamos un par de veces más sobre si misma. Dejamos reposar tapada en la nevera durante una media hora aprox.

Sacamos y dejamos atemperar, espolvoreamos una superficie con un poco de harina y estiramos la masa al tamaño original. Cortamos por la mitad a lo largo y formamos unos triángulos, damos un pequeño corte a cada uno en el centro de la parte ancha y vamos enrollando sin presionar. Los disponemos en una bandeja con papel de horno, el mismo que trae el hojaldre, y, sin acercarlos mucho unos a otros, pintamos con huevo batido, espolvoreamos con el sésamo o con azúcar o las dos cosas y dejamos reposar media hora en el horno apagado, así no se resecan con corrientes de aire.

Pasado ese tiempo, sacamos y precalentamos el horno a 160º, los horneamos unos 15 minutos aprox, según tamaño de los croissants y nuestro horno, una vez dorados, los sacamos y dejamos reposar en una rejilla. Una vez fríos (si queda alguno, que esa es otra... Jajaja), los guardamos en una bolsa con unos agujeritos, o en una lata, sin amontonarlos ¡¡y listos para disfrutar!!

Como véis son supersencillos y de verdad que quedan muy buenos, nada resecos y siempre serán más saludables y ricos que los industriales.

¡¡¡Espero que os gusten!!!

Bon profit!!