Codornices marinadas a la cazadora

Esta es una forma de marinar o adobar una carne, muy clásica y típica en casa de mis padres, ya que mi padre, como ya he comentado alguna vez, era cazador y de los buenos, las cosas como sean. Así que siempre teníamos mucha caza en casa y mi madre la preparaba y cocinaba divinamente, de mil maneras, pero es que ella era una grandísima y maravillosa cocinera, de esas de la vieja escuela casera y tradicional.

En esta ocasión elegí unas preciosas codornices de granja, que no son lo mismo que las de campo, pero marinadas a la cazadora están divinas y a mi hija Anna y a mi nos encantan, pues toman un sabor buenísimo. Además de que resultan muy ligeras y no porque sean aves y algunas vuelen..jajajaa

Y vamos con ellas.

Ingredientes para dos comensales:

Cuatro codornices.

Media cabeza de ajos morados.

Un vaso de vino blanco seco, tipo manzanilla de Sanlucar.

Dos hojas de laurel.

Unas ramitas de tomillo fresco o seco.

Una cucharadita de café de pimienta negra en grano.

Aceite de oliva virgen extra.

Una ramitas de perejil.

Sal.

Preparación:

Limpiamos los plumones de las codornices, lo mejor es quemarlos con un soplete de cocina. Las cortamos a lo largo, lavamos escurrimos y secamos con papel de cocina. En un cuenco grande, ponemos el vino, los granos de pimienta, el laurel, el tomillo. Reservamos uno o dos ajos y al resto les haremos un corte en medio y los añadimos al cuenco. Incorporamos las codornices y las dejamos marinar durante una hora, bien cubiertas por el líquido, dándoles la vuelta a la mitad del tiempo.

A continuación las escurrimos muy bien, reservando el líquido de maceración, el laurel, el tomillo y si se quiere también los granos de pimienta. En una sartén amplia ponemos un chorro generoso de aceite de oliva, cuando tome calor, vamos dorando por tandas y a fuego medio alto, las codornices previamente sazonadas, junto algunos de los ajos del marinado. 

Seguimos así hasta tenerlas todas, entonces retiramos esos ajos, ponemos todas las codornices, el tomillo, el laurel y el vino de la maceración y dejamos cocer tapadas, hasta que estén tiernas. Entonces destapamos, las dejamos que se queden casi en el aceite, añadimos el ajo crudo y el perejil bien picados, lo dejamos todo junto unos minutos.

Las servimos recién hechas, junto a un buen pan blanco, aunque reposadas también están divinas y ya las tenemos listas para disfrutar!!! Y si no tomamos pan, pues todavía más ligeritas...jajajaa

Espero que os guste!!!

Bon profit..!!!