Esta es una receta de esas de toda la vida que aprendí a preparar de muy jovencita, gracias a una vecina del barrio, aunque la verdad quién la solía cocinar después era mi madre...jejeje Normalmente este plato se hace solo con patatas y resultan riquísimas, a mi hija Anna le encantan y a mi ni os cuento!!! Pero en temporada se le suelen añadir alcachofas, como en esta ocasión, o ajetes tiernos, etc. Son parecidas a las patatas a lo pobre, pero estas nunca llevan pimientos, ni cebollas.
Y si, lo sé, no estamos en temporada de alcachofas, ahora solo las podemos encontrar congeladas, en conserva o de importación y no es lo mismo. Pero resulta que este plato lo preparé hace unos meses y enseñé esta foto en mi página de facebook y como por diferentes circunstancias no pude publicar la receta a tiempo y me la han vuelto a pedir, lo prometido es deuda y aquí está, ya veréis que cosa tan rica. Estas patatas son ideales como guarnición de carnes y pescados a la plancha.
Ingredientes para 4 comensales:
Un kilo de patatas.
Cuatro alcachofas.
Ocho huevos frescos.
Aceite de oliva virgen extra.
Un vasito de vinagre de manzana.
Un vasito de agua.
Unas hojas de laurel.
Una cucharadita de café, de comino molido.
Una pizca de pimienta de molinillo.
Sal.
Preparación:
Pelamos, lavamos y cortamos las patatas en rodajas de medio cm. En una sartén ponemos una buena cantidad de aceite de oliva y las freímos por tandas, dejándolas medio hechas, las sacamos a una fuente, sazonamos y reservamos.
Retiramos el aceite de la sartén dejando como dos cucharadas soperas, añadimos las alcachofas previamente peladas, lavadas y cortadas en rodajas aproximadamente del mismo grosor que las patatas y las freímos a fuego medio.
Cuando estén doraditas incorporamos las patatas reservadas, las hojas de laurel, salpimentamos y espolvoreamos con el comino. Agregamos el vinagre y el agua y tapamos, dejamos hacer dándoles la vuelta de vez en cuando, con cuidado de no romperlas. Cuando se haya consumido todo el líquido y estén tiernas, las doramos y apartamos.
Repartimos
las patatas en unas cazuelitas o platos hondos, hacemos un poco de
hueco, cascamos los huevos y sazonamos al gusto. Los metemos en la parte
baja del horno previamente precalentado a 220º y solo la parte de abajo
y los cuajamos al gusto.
Os recomiendo sacarlos del horno cuando la clara comience a estar cuajada, pues se acabaran de hacer con el calor residual. A nosotros nos gustan que se pueda mojar en las yemas, pero que no
tiemble la clara, pero eso como siempre a gusto del consumidor. También podemos cuajarlos en los fogones o en el
microondas, pero en esos casos vigilad que no se quemen o se pasen.
Servimos recién hechos, acompañados de un buen pan, una ensalada al gusto y ya los tenemos listos para disfrutar!!!
Espero que os gusten!!!
Bon profit..!!!
exquisito¡¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarGracias!!! Están muy ricos.
EliminarSaludos!!