La espoléa o poleá, es un dulce típico andaluz, concretamente de mi Sevilla natal, como también de Cádiz y Huelva, y son una variante de las gachas. Tanto unas como otras son de origen muy humilde, que en años de escasez se solían preparar con agua y, cuando se podía, con leche aguada. Este plato se trata de una especie de crema, con una textura semejante a las natillas.
Como todo este tipo de recetas, tiene algunas variantes, según la provincia y por supuesto de cada casa. Ésta que os traigo es de mi familia y se solía preparar para la festividad de Todos los Santos y, a partir de ese día, durante todo el otoño e invierno, pues resulta un plato muy gustoso y nutritivo, que se puede tomar caliente como merienda o frío como postre. Aunque, a nosotros, nos gusta más la segunda opción y siempre con sus picatostes bien frititos y crujientes ¡¡Qué rica está!!
Mi madre la bordaba y la preparaba con leche fresca de vaca, de la de antes, la que se iba a comprar a la vaquería y al hervirla tenía dos dedos de nata. Cosa que yo de pequeña y de jovencita detestaba por su olor al cocerla, y que hoy día no he superado del todo... Jajajaa
Ni que decir tiene, que entonces no me gustaba, pero recuerdo su textura suave y cremosa, y, sobre todo, su rico aroma a matalauva/anís y canela, que impregnaba toda la casa cuando ella hacía espoleá. Al prepararla ayer, me vinieron a la cabeza preciosos recuerdos de ella sonriéndome al decirme, "que trabajosita eres para comer". ¡¡Si me viera ahora que soy adicta al cuchareo frío y caliente!!
Ingredientes para 6 comensales:
Un litro y medio de leche, yo sin lactosa.
Un vaso de aceite de oliva virgen, 250 ml.
Cinco cucharadas soperas y colmadas, de harina, en total aproximadamente 350gr.
Una cucharada sopera rasa de matalauva/anís en grano.
La piel de un limón o de una naranja amarga, yo de limón.
Una rama de canela.
Tres o cuatro cucharadas soperas colmadas de azúcar, o más según el gusto.
Media copita de anís dulce (opcional)
Pan blanco del día anterior, o como en mi caso esta vez, pan de molde sin corteza.
Canela en polvo para decorar.
Preparación:
Ponemos el aceite en una cazuela, incorporamos la piel de limón, la rama de canela y la matalauva, y lo dejamos infusionar 10 minutos a fuego muy bajo.
Pasado ese tiempo, retiramos la piel de limón y la canela, subimos el fuego y, cuando el aceite esté caliente, apartamos, incorporamos la harina y removemos enérgicamente con unas varillas, para que no se formen grumos.
Pasado ese tiempo, retiramos la piel de limón y la canela, subimos el fuego y, cuando el aceite esté caliente, apartamos, incorporamos la harina y removemos enérgicamente con unas varillas, para que no se formen grumos.
Volvemos a poner la cazuela al calor a fuego medio y cocinamos la harina durante un par de minutos, para que pierda el sabor a crudo, como si hiciéramos bechamel. Seguidamente, añadimos la leche (que no debe estar fría de la nevera) poco a poco y sin dejar de remover, hasta que se espese a nuestro gusto y nos quede una crema fina y untuosa.
En ese momento, añadimos el azúcar y seguimos removiendo un par de minutos a fuego muy bajo. Probamos y, si fuera necesario, le ponemos más azúcar hasta tenerla al gusto.
Entonces, apartamos y agregamos el anís, mezclamos bien y apartamos. Mientras se entibia, vamos removiendo de vez en cuando para que no se le haga capa.
Entonces, apartamos y agregamos el anís, mezclamos bien y apartamos. Mientras se entibia, vamos removiendo de vez en cuando para que no se le haga capa.
Mientras tanto, preparamos los picatostes, cortamos el pan en daditos y los freímos en abundante aceite de oliva suave. Cuando estén bien doraditos, los vamos sacando a un plato con papel de cocina, para que pierdan el exceso de aceite y los dejamos enfriar. Si fuera necesario los cambiamos a otro plato con más papel limpio, ya no que no han de quedar grasientos o nos estropearían el plato.
Una vez que esté tibia la espoleá, la repartimos en cuencos o bien en un taper, como hice yo con la que sobró, ya que éramos cuatro. La espolvoreamos con canela al gusto, en mi caso, con mucha, pues me encanta, y a los demás con menos. Les ponemos unos picatostes por encima y el resto de ellos en cuenco, por si quieren añadirles más.
Podemos tomarla así o guardarla en el frigorífico tapada con papel film y ponerle los picatostes en el momento de servir, junto a una ramita fina de canela en rama para decorar. ¡¡Y ya la tenemos lista para disfrutar!!
¡¡Espero que os guste!!
Bon profit, ¡buen provecho!
Buenos días Mina. Recuerdo esta receta como espoleá cuando de pequeño vivía con mis tías aunque creo que ellas la tomaban en cena y desde luego no tenía este aspecto tan atractivo, ni tan siquiera creo que fuera dulce, en fin, nunca fui capaz de probar una sola cucharada de aquel mejunje, pero tu receta se ve muy apetecible. Me ha encantado que hayas recuperado una receta tan nuestra.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día
Gracias Jose Manuel!!! Yo también la recuerdo como espoleá y mi madre la preparaba así, cremosa y rica, aunque yo la probé ya de mayorcita...jejeje También recuerdo otras que preparaban algunas de mis tías, pero tenían una pinta como de engrudo que nunca fui capaz de probarlas.Tengo publicadas muchas recetas de nuestra tierra, pero ahora estoy encantada de haber recuperado por fin mis libretas de recetas familiares, me alegra que te guste... :)
EliminarBesos y feliz martes!!
Parece que tienen que estar riquísimas hay que probarla
ResponderEliminarGracias!!! Están deliciosas, te lo aseguro y son super cremosas.
EliminarSaludos y feliz martes!!
Un clasico las "polea " mi marido te haría la ola¡¡¡¡
ResponderEliminarSe ven estupendas
Muchos besitos guapa¡¡¡
Jajajajaaa gracias guapa!!! A mi es que me encantan, de pequeña no podía ni verlas, pero de mayor, les he tomado una afición que ni te cuento!!
EliminarBesos y feliz martes!!
Me has traído recuerdos con este postre. Cuando era pequeña siempre lo hacía mi abuela. Desde entonces no lo he comido más. Qué pena con lo rico que está.
ResponderEliminarBesos
Hola guapa, espero que los recuerdos hayan sido buenos!!! A mi me encanta la espoleá, pero dejé de hacerlas durante mucho tiempo, cuando falleció mi madre, lo mismo que otras recetas de ella, pero especialmente las dulces, porque se hacían siempre para fiestas y reuniones familiares. Después con los años, poco a poco fui retomando sus recetas, aunque postres de ella, solo he publicado este. Si la preparas, ya veras que delicia... :)
EliminarBesos y feliz jueves!!
Hola Mina, yo la recuerdo de mi abuela como polea y la preparaba con leche de vaca y al recordarla me viene ese olor inconfundible a anís y canela. Me ha encantado una receta de nuestra tierra ya que cada vez se ven menos con la invasión que hay con la fiesta de halloween que tan de moda se han puesto por estos lares. Yo tengo publicadas las gachas que también se preparaban para la fiesta de todos los santos. Feliz fin de semana! !!
EliminarHola Encarni, tal como explico al comienzo de la entrada, mi madre la preparaba con leche de vaca, de la de antes, no lo que se vende ahora. Yo la preparaba antes con leche fresca entera, pero como en casa hay intolerantes a la lactosa, pues no queda más remedio que hacerla de este modo. Y al igual que tu prefiero recuperar nuestros postres tradicionales, a los de Halloween, que no es una fiesta de aquí, aunque en España con tal de celebrar fiestas las adoptamos todas...jajajaa
EliminarBesos y feliz finde!!