Qué afición le he tomado a hacer patés, esta vez de hígado de cerdo que ya le tenía ganas y os aseguro que ha valido la pena, que rico está. Además, al igual que el anterior, es sin huevo y sin lactosa, ya que son más saludables y se conservan mucho mejor.
Esta vez, lo hice en una tarrina grande, para taparlo al vacío, que va divino y se conserva todo estupendamente. Así voy sacando porciones, aunque la verdad es que duran poco. ¡Y eso me hace super feliz!
Y vamos con la receta que es muy sencilla.
Medio kilo de hígado de cerdo limpio.
Medio kilo de panceta magra de cerdo a poder ser ibérico, en lonchas.
100 grs de manteca blanca de cerdo.
Una cebolla blanca grande.
Tres hojas de laurel.
Una cucharadita de postre de orégano.
Nuez moscada.
Pimienta de molinillo variada.
Aceite de oliva virgen extra.
Un vasito de vino blanco seco.
Un vasito de brandy o coñac.
Sal.
En una sartén o cazuela amplia, ponemos un chorro de aceite de oliva y unos 30 grs. de manteca, salpimentamos la panceta y la doramos un poco, sacamos y reservamos. En el mismo aceite, sofreímos la cebolla cortada groseramente y añadimos el hígado a trozos, lo saltemos solo un poco y agregamos el vino, las hojas de laurel, el orégano, una ralladura generosa de nuez moscada y salpimentamos.
Cuando se evapore el vino, le echamos el brandy, apagamos el extractor y flambeámos. A mi me gusta hacerlo porque le da un puntito muy rico a los guisos y los asados.
Damos unas vueltas a todo para que se mezclen bien los sabores y dejamos cocer unos minutos, pocos, pues ha de quedar todo blandito y amoroso. Entonces, quitamos las hojas de laurel y trituramos todo cuando todavía está caliente, agregamos un poco más de pimienta de molinillo y pasamos a una tarrina grande o varias pequeñas, eso a gusto de cada uno. Lo extendemos bien y espolvoreamos con un poco más de pimienta, no os preocupéis, que no picará y le da un sabor riquísimo.
Lo dejamos reposar en el frigorífico unas tres horas mínimo, entonces lo sacamos y le ponemos por encima el resto de la manteca blanca, que habremos calentado con un pellizco de sal, sólo el tiempo de volverla líquida. Dejamos enfriar un poco y volvemos a espolvorear pimienta con el molinillo. Cuando esté fría, guardamos en el frigorífico unas 12 horas bien tapado.
Lo servimos fresquito, junto a un buen pan recién hecho, o unas buenas tostadas o snacks ¡¡y ya lo tenemos listo para disfrutar!!
Mis patés no acostumbran a llevar, casi nunca, huevos o nata, ya que no lo necesitan y que no a todo el mundo les caen bien. Además, en veranos esos productos no son nada recomendables. Y de este modo están tan deliciosos y untuosos como el que más, quienes los han probado repiten.
¡¡Espero que os guste!!
Bon profit!!
Esta vez, lo hice en una tarrina grande, para taparlo al vacío, que va divino y se conserva todo estupendamente. Así voy sacando porciones, aunque la verdad es que duran poco. ¡Y eso me hace super feliz!
Y vamos con la receta que es muy sencilla.
Ingredientes:
Medio kilo de hígado de cerdo limpio.
Medio kilo de panceta magra de cerdo a poder ser ibérico, en lonchas.
100 grs de manteca blanca de cerdo.
Una cebolla blanca grande.
Tres hojas de laurel.
Una cucharadita de postre de orégano.
Nuez moscada.
Pimienta de molinillo variada.
Aceite de oliva virgen extra.
Un vasito de vino blanco seco.
Un vasito de brandy o coñac.
Sal.
Preparación:
En una sartén o cazuela amplia, ponemos un chorro de aceite de oliva y unos 30 grs. de manteca, salpimentamos la panceta y la doramos un poco, sacamos y reservamos. En el mismo aceite, sofreímos la cebolla cortada groseramente y añadimos el hígado a trozos, lo saltemos solo un poco y agregamos el vino, las hojas de laurel, el orégano, una ralladura generosa de nuez moscada y salpimentamos.
Cuando se evapore el vino, le echamos el brandy, apagamos el extractor y flambeámos. A mi me gusta hacerlo porque le da un puntito muy rico a los guisos y los asados.
Damos unas vueltas a todo para que se mezclen bien los sabores y dejamos cocer unos minutos, pocos, pues ha de quedar todo blandito y amoroso. Entonces, quitamos las hojas de laurel y trituramos todo cuando todavía está caliente, agregamos un poco más de pimienta de molinillo y pasamos a una tarrina grande o varias pequeñas, eso a gusto de cada uno. Lo extendemos bien y espolvoreamos con un poco más de pimienta, no os preocupéis, que no picará y le da un sabor riquísimo.
Lo dejamos reposar en el frigorífico unas tres horas mínimo, entonces lo sacamos y le ponemos por encima el resto de la manteca blanca, que habremos calentado con un pellizco de sal, sólo el tiempo de volverla líquida. Dejamos enfriar un poco y volvemos a espolvorear pimienta con el molinillo. Cuando esté fría, guardamos en el frigorífico unas 12 horas bien tapado.
Lo servimos fresquito, junto a un buen pan recién hecho, o unas buenas tostadas o snacks ¡¡y ya lo tenemos listo para disfrutar!!
Mis patés no acostumbran a llevar, casi nunca, huevos o nata, ya que no lo necesitan y que no a todo el mundo les caen bien. Además, en veranos esos productos no son nada recomendables. Y de este modo están tan deliciosos y untuosos como el que más, quienes los han probado repiten.
¡¡Espero que os guste!!
Bon profit!!
SI es que eres una artista leñe!!
ResponderEliminarJajajaja gracias princesa...!!! Mientras no sea de la cuerda floja...!!! ;)
EliminarBesitosss...!!!
Diosssssss que cosa más buena nos traes hoy, me chifla, coincido con Lila, ARTISTA!!!! besotes.
ResponderEliminarEttore
Jajajajaa Ettore, que guasa tienes tu también...!!! Es que sois más majos que las pesetas...!!!
EliminarBesitosss...!!!
Uau!!! Menuda pinta:)
ResponderEliminarGraciasss está muy rico...!!! :)
EliminarBesitos...!!!